Septiembre 20 de 1984
«Queridos hijos: Hoy los invito a comenzar a ayunar con el corazón. Hay muchas personas que ayunan sólo porque todos los demás están ayunando. Se ha convertido en una costumbre que nadie quiere abandonar. Pido a la parroquia que ayune en acción de gracias, porque Dios me ha permitido quedarme tanto tiempo en esta parroquia. Queridos hijos, ayunen y oren con el corazón ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»